No soy especialmente dado a la poesía, es más, ni siquiera creo que se me de bien. Sin embargo, unos días atrás tuve lo que me empecino en llamar -más por darle un nombre estético que por otra cosa- "momento de inspiración mística". Es eso que en otras entradas he dicho sobre que "las historias quieren salir de mi cabeza, y cobran vida por sí solas". Bien, pues justo eso me pasó hace unos días. No era una fecha especial, ni siquiera hubo evento alguno que pudiera ser reseñable, tan solo sentí el impulso de coger mi pequeño cuaderno de notas para que, acto seguido, empezase a fluir... De nuevo, no es que sea gran cosa, pero sí que significa más de lo que pueda parecer.
Y, aunque no soy dado a la poesía, aquí la dejo, libre a la interpretación:
En el profundo escollo
de luces calmas,
entre el gentío,
vertido en lágrimas.
En donde el viento tenue
viste hojarascas,
entre susurros,
suspira el alma.
Donde la luz taimada,
donde las sombras,
vidas, secretos,
leyendas y fábulas
fueron narradas...
Allí, descansas.