La Luna Teletransportadora

07 julio 2012

Después del chapuzón



Después de un tiempo dedicándome a la creación de nuevos personajes y lugares, retomo con fuerzas renovadas la historia en sí misma.
He de admitir que le había cogido un poco de miedo al trozo que estoy escribiendo. La complicación que me suponía escribir en un estilo al que no estoy acostumbrado pero, sobre todo, el miedo de saber que ahora empieza lo bueno.
Pienso entonces, ¿será lo suficientemente bueno?, ¿seré capaz de escribir y mostrar con exactitud lo que se desarrolla en mi cabeza? Y esas, y otras miles de preguntas hacen que me tiemble el pulso y a penas sea capaz de teclear mi propio nombre.
Cuando esto me sucede, me sumerjo en el mundo de Loomond y le doy forma: me centro en su geografía, en su historia, en sus tejemanejes políticos y religiosos incluso, y hasta en sus lenguas… Puedo pasar, no solo horas, sino meses inmerso en la creación de los detalles de ese mundo que existe –de momento– tan solo en mi mente.
Pero ya pasó. Ya he superado ese momento de terror y he cogido al toro por los cuernos. Ahora solo queda sentarse y escribir. Sé lo que quiero, sé cómo lo quiero. Tan solo me falta darle forma para que puedan saberlo los demás.

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