El tiempo avanza y apenas puedo
dedicarme por entero a mis "proyectos". Los cuales, además, son cada
vez más numerosos, ya que la falta de tiempo no hace que mi mente deje de
producir historias, situaciones y personajes, que siguen desarrollándose dentro
de mi cabeza a pesar de que no pueda escribir.
He notado incluso, que a veces me
disperso más que nunca antes. Que mi mente viaja aquí y allá, visitando sitios
místicos con una asiduidad que me parecía extinta. Es casi como vivir una
adolescencia tardía, con casi todas sus ventajas y muy pocos de sus
inconvenientes.
Y es que siento la apremiante
necesidad de "crear". ¿El qué? No importa. Tan solo seguir dando
forma a ese algo que revolotea por mi mente y pugna por salir.
Como ya he dicho otras veces: no
soy yo quien escribe, son mis historias las me empujan a darles vida y dejarlas
ser.