La Luna Teletransportadora

27 octubre 2013

Siempre hay una primera vez

No soy especialmente dado a la poesía, es más, ni siquiera creo que se me de bien. Sin embargo, unos días atrás tuve lo que me empecino en llamar -más por darle un nombre estético que por otra cosa- "momento de inspiración mística". Es eso que en otras entradas he dicho sobre que "las historias quieren salir de mi cabeza, y cobran vida por sí solas". Bien, pues justo eso me pasó hace unos días. No era una fecha especial, ni siquiera hubo evento alguno que pudiera ser reseñable, tan solo sentí el impulso de coger mi pequeño cuaderno de notas para que, acto seguido, empezase a fluir... De nuevo, no es que sea gran cosa, pero sí que significa más de lo que pueda parecer. 
Y, aunque no soy dado a la poesía, aquí la dejo, libre a la interpretación:

En el profundo escollo
de luces calmas,
entre el gentío,
vertido en lágrimas.
En donde el viento tenue
viste hojarascas,
entre susurros,
suspira el alma.
Donde la luz taimada,
donde las sombras,
vidas, secretos,
leyendas y fábulas
fueron narradas...
Allí, descansas.

05 julio 2013

Tiempo de reescribir la historia


¿Qué hacer cuando lees un manuscrito propio y consideras que es basura?
Tirarlo.
Siempre me han tachado de perfeccionista, de quisquilloso, intransigente conmigo mismo e, incluso, autodestructivo en cuanto a mis habilidades se refiere (y quizás en algún que otro aspecto más, ¿por qué no?). Y cabe afirmar que lo considero conditio sine qua non para realizar un buen trabajo.
Pero en esta ocasión no se trata de perfeccionismo, sino de que llevo trabajando demasiado tiempo en algo que, por mucho que retoque, mantiene las raíces de su comienzo adolescente. Lo cual no tendría por qué ser negativo, pero el niño del que surgió la idea poco o nada tiene que ver ya con el joven (postadolescente que me gusta calificarme) que ahora soy.
No puedo más que afirmar lo que es una evidencia: es basura.
¿Qué hacer, pues, con todo ese trabajo?
Tirarlo.
Lástima que ya hayan pasado las hogueras de San Juan, noche mágica donde las haya y momento perfecto para hacer arder como se merece tantísima información.
He retocado las palabras tantas veces que casi podría decirse que nada permanece de aquellos comienzos. Aún recuerdo aquel cuaderno verde y el bolígrafo celeste de kukuxumusu cuya única finalidad era darle vida a Loomond. Sin embargo, aún queda manifiesta la inexperiencia y el desconocimiento, los cuales no puedo afirmar que haya dejado atrás, pero a los que si he sacado algo de ventaja.
De ahí que, pese a la nostalgia y, ciertamente, el dolor que me provoca, haya llegado la hora de deshacerse de todo y empezar de cero.
En cambio, tirar no significa olvidar. Estoy decidido a desechar lo que tengo, mas no sin antes haber decidido lo que sí merece la pena y haberlo guardado en un "arca de la salvación". Esa es, precisamente, la tarea: organizar papeles, evaluar los contenidos y desechar lo que el tiempo ha dejado raído y obsoleto de verdad.
Y una vez concluida la tarea, me dispondré a contar mi propia historia de nuevo, partiendo de lo que una vez supe, pero con la experiencia de lo que –poco o mucho– sé ahora. 
Es tiempo de reescribir mi historia.

03 julio 2013

Rearme y aprovisionamiento



Sí, supongo que no tengo perdón. Me prometí a mi mismo dedicarle más tiempo a este pequeño espacio y, sin embargo, lo he tenido abandonado largo tiempo. Me gustaría alegar en mi defensa, empero, que ha sido un gran año, duro en cierta medida, por cuanto he tenido que darle bastante caña a los estudios, pero divertido en medida igual o mayor. Lleno de gente especial y diferente que me ayuda a levantarme cada día con una nueva sonrisa y las expectativas bien altas.
Y, como bien sabrán los que han leído alguna vez este blog, no acostumbro a escribir nada que no tenga que ver con mi pequeño y destartalado mundo, por lo que este inciso poco tendría que hacer aquí si no fuese porque he de agradecer a todas esas personas que, aunque anónimas para vosotros, se han convertido en mi día a día y en una poderosísima fuente de información y nuevas ideas.
Como otras tantas veces me he propuesto dejar todo lo que me traía entre manos, tirarlo todo a la basura y empezar de cero, en un nuevo cuaderno de hojas en blanco. Pero la inversión ha sido, cuanto menos, grandiosa, y no estoy dispuesto a dejar que se escape por el sumidero. Por el contrario, me planteo un verano intenso, lleno de horarios, cuadrículas y estadísticas de trabajo (¿Será verdad que lo cumplo esta vez?). Y aunque sé positivamente que amarrarse no es la mejor solución para aprender a volar, sí que tengo la firme convicción de que antes de correr se ha de aprender a caminar, y que el movimiento se demuestra andando. Y mantengo la esperanza de que toda esta retahíla de dichos populares haga mella en mi.
Soy consciente de que cada vez que intento retomar lo que llevo entre manos es como reorganizar una casa que se ha derrumbado: todo está destrozado y mezclado en un caos sin sentido, y uno no puede más que llevarse las manos a la cabeza e intentar arrancarse la cabellera a tirones. Pero he aprendido que la organización (la cual carezco por completo) es esencial en la eficiencia, por lo que la primera tarea que me propongo es organizar toda la información que barajo, para enfrentarme a los calurosos meses de verano armado con una pluma cargada de tinta y un trozo de papel.

26 diciembre 2012

Necesidad de crear



El tiempo avanza y apenas puedo dedicarme por entero a mis "proyectos". Los cuales, además, son cada vez más numerosos, ya que la falta de tiempo no hace que mi mente deje de producir historias, situaciones y personajes, que siguen desarrollándose dentro de mi cabeza a pesar de que no pueda escribir.
He notado incluso, que a veces me disperso más que nunca antes. Que mi mente viaja aquí y allá, visitando sitios místicos con una asiduidad que me parecía extinta. Es casi como vivir una adolescencia tardía, con casi todas sus ventajas y muy pocos de sus inconvenientes.
Y es que siento la apremiante necesidad de "crear". ¿El qué? No importa. Tan solo seguir dando forma a ese algo que revolotea por mi mente y pugna por salir. 
Como ya he dicho otras veces: no soy yo quien escribe, son mis historias las me empujan a darles vida y dejarlas ser.

23 diciembre 2012

Escribir por escribir no es tontería



Hace tiempo que no escribo para mí. Y digo “para mí” porque escribir, lo que es escribir, escribo mucho cada día; sin embargo, no escribo por el mero placer que ello supone, sino para el deleite de otro y el placer de la calificación obtenida...
Por lo tanto, podemos concluir con que lo que últimamente escribo es más por deber que por devoción. Y, aunque pudiese parecer extraño, lo que escribo por mandato suple la carencia de lo que, por falta de tiempo, no puedo escribir por gusto. Al fin y al cabo, escribir es escribir, cualquiera que sea el tema.

15 septiembre 2012

Año nuevo, vida nueva.



Según mi calendario, hace poco fue el Año Nuevo en Loomond, y, a pesar de ser un mundo ficticio, ha dado la casualidad de que aquí también empieza un nuevo año. Y si bien no sea un año natural, es un nuevo año “académico”. Y llega la hora de retomar, después de un largo y merecido descanso, todos los proyectos que traíamos entre manos.
En mi defensa alegaré que durante todo el verano he continuado dándole forma al mundo de Loomond y escribiendo. Pero el blog lo he tenido pausado. A partir de hoy empieza el nuevo año, en el que me dedicaré más que nunca a escribir y a sacar este blog adelante.
Gracias por leer y gracias, sobre todo, por apoyar lo que hoy es tan solo un sueño, pero espero algún día se convierta en realidad.
Bienvenidos, de nuevo, a Loomond, el paraíso de las siete lunas.